Ingeniería, sostenibilidad e innovación: pilares clave para cumplir con los estándares de la Taxonomía Europea
“La transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono exige una transformación fundamental en la manera en que operan las empresas, y la Taxonomía de la UE es fundamental para guiar y apoyar esta transformación.”- European Investment Bank (EIB)
La transición energética está en el centro de las políticas europeas, con la clara intención de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover la sostenibilidad a través de actividades alineadas con los objetivos medioambientales de la Unión Europea. Sin embargo, el sector de los grupos electrógenos, a menudo percibido como un área con un impacto medioambiental significativo debido al uso de combustibles fósiles, ha quedado fuera de la taxonomía europea para actividades económicas sostenibles. Esta situación ha suscitado un debate sobre el papel que pueden jugar los generadores de energía en la transición energética.
En este artículo, exploramos cómo el sector de los grupos electrógenos, en particular los generadores de emergencia, puede no solo cumplir con las expectativas de la Taxonomía Europea, sino también liderar el camino de la transición energética hacia un sector más eficiente y respetuoso con el medio ambiente.
Empecemos por el principio: ¿Qué es la Taxonomía Europea?
La Taxonomía Europea es un sistema de clasificación creado para ayudar a identificar y orientar las inversiones hacia actividades económicas que sean ambientalmente sostenibles. Esta clasificación permite a los inversores, empresas y responsables de políticas tomar decisiones informadas sobre qué actividades pueden contribuir a los objetivos climáticos y de sostenibilidad de la Unión Europea, alineándose con el Pacto Verde Europeo.
La Taxonomía establece una serie de pilares clave que definen lo que se considera una actividad económica sostenible y que deben cumplirse para que una actividad se considere alineada con los objetivos medioambientales de la UE.
Estos pilares, fundamentales para garantizar que las inversiones fluyan hacia sectores que contribuyan efectivamente a un futuro más verde y sostenible, son los siguientes:
- Mitigación del cambio climático: Este principio aboga por el desarrollo de actividades que ayuden a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), responsables del calentamiento global. Las actividades que contribuyen a la mitigación del cambio climático incluyen la adopción y expansión de fuentes de energía renovable; y las actividades que mejoran la eficiencia energética de los edificios, la industria y el transporte.
Además, la mitigación también involucra la transición hacia modelos de movilidad sostenible, como los vehículos eléctricos, y el fomento de prácticas agrícolas y de uso del suelo que secuestren carbono en lugar de liberarlo, como la agricultura regenerativa o la reforestación. - Adaptación al cambio climático: Se refiere a las actividades que aumentan la resiliencia de los sistemas naturales y humanos frente a los impactos del cambio climático; y es uno de los más fundamentales, especialmente considerando que los efectos del cambio climático ya son evidentes y seguirán aumentando en las próximas décadas.
Las actividades de adaptación incluyen la mejora de las infraestructuras urbanas para hacerlas más resistentes a fenómenos climáticos extremos, como inundaciones u olas de calor. También entran en esta categoría las iniciativas que promueven la gestión sostenible del agua y la adaptación de la agricultura a las nuevas condiciones climáticas, con cultivos resistentes a la sequía o técnicas de riego más eficientes. - Protección y restauración de los ecosistemas y la biodiversidad: La pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas naturales son algunas de las consecuencias más graves del cambio climático. Por ello, la Taxonomía fomenta actividades que ayudan a preservar los ecosistemas existentes y restaurar los dañados, contribuyendo a la sostenibilidad a largo plazo de la vida en la Tierra.
Esto incluye proyectos de reforestación, la creación de áreas protegidas para conservar hábitats naturales y especies en peligro de extinción, así como prácticas agrícolas sostenibles que protejan los suelos y los cuerpos de agua. Además, la protección de los ecosistemas marinos y la restauración de los hábitats acuáticos también son fundamentales para mantener la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, como la purificación del agua y la regulación del clima. - Economía circular: En este caso se promueven actividades que buscan minimizar los residuos y maximizar la reutilización de recursos, como el reciclaje, la reutilización de materiales y el diseño de productos que sean fácilmente reciclables o que utilicen menos recursos para su producción.
Pero no solo esto, sino que la economía circular también está vinculada a la reducción de la extracción de recursos naturales, ya que favorece la recuperación de materiales a partir de productos desechados, reduciendo así la presión sobre los ecosistemas y minimizando la huella de carbono.
Para que una actividad sea considerada alineada con la Taxonomía Europea, debe cumplir con una serie de criterios técnicos específicos que aseguren que la actividad contribuye de manera significativa a los objetivos mencionados. Estos criterios no solo se centran en las actividades que generan un impacto positivo directo en el medio ambiente, sino que también consideran el principio de “no causar daño significativo” (Do No Significant Harm, DNSH) a otros objetivos. Esto significa que, además de contribuir positivamente a uno de los pilares, una actividad no debe dañar otros aspectos de la sostenibilidad, como la biodiversidad o la salud humana.
Este enfoque integral asegura que las inversiones y las actividades alineadas con la Taxonomía no solo sean ambientalmente responsables, sino que también promuevan un desarrollo económico sostenible, socialmente inclusivo y que no cause perjuicios a largo plazo a los recursos naturales.
¿Por qué esto no debería ser así? El papel crucial de los grupos electrógenos
El hecho de que el sector de los grupos electrógenos no se incluya en las actividades elegibles por la Taxonomía podría pasar por alto el papel fundamental que estos equipos juegan en la transición energética. Los generadores de emergencia son esenciales para garantizar la seguridad y fiabilidad del suministro eléctrico. A medida que la integración de las energías renovables en la red eléctrica aumenta, también lo hace la necesidad de asegurar un suministro de energía estable y seguro. Fuentes de energía renovables como la solar y eólica son inherentemente variables, lo que puede generar fluctuaciones en la generación de electricidad.
En este contexto, los generadores de emergencia actúan como un dispositivo de seguridad para la red eléctrica, compensando rápidamente cualquier caída en la generación de energía y manteniendo la estabilidad de la red.
Por otro lado, también se debe tener en cuenta que la tecnología ha avanzado considerablemente, y hoy en día es posible diseñar generadores de emergencia que utilicen combustibles sostenibles, como el HVO (aceite vegetal hidrogenado), y tecnologías de reducción de emisiones. Soluciones como los sistemas de post-tratamiento de gases, que incluyen DPF (filtro de partículas diésel), SCR (reducción catalítica selectiva) e inyección de urea, permiten que los generadores operen con una huella de carbono significativamente menor, alineándose con los objetivos de sostenibilidad de la UE y contribuyendo a la transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono. Además, el uso limitado de estos generadores, que generalmente operan solo unas pocas horas al año, minimiza su impacto ambiental, pues sus emisiones son mínimas en comparación con fuentes de generación de energía continua.
Además, los nuevos avances en innovación permiten que los generadores sean más eficientes tanto en el consumo de combustible como en la minimización de emisiones. La adopción de tecnologías como los sistemas de aislamiento térmico mejora no solo la seguridad, sino también la eficiencia operativa de estos generadores. Esto convierte a los generadores de emergencia en una parte integral de las infraestructuras sostenibles, garantizando la estabilidad de la red eléctrica mientras apoya la integración de energías renovables, proporcionando energía de respaldo confiable cuando más se necesita.
Un ejemplo de Genesal Energy
En Genesal Energy hemos desarrollado diversos proyectos que son un claro ejemplo de cómo el sector de los grupos electrógenos puede adaptarse a los estándares de sostenibilidad impuestos por la Taxonomía Europea. De hecho, recientemente, llevamos a cabo un proyecto que demuestra que, gracias a la ingeniería, es posible integrar en estos equipos soluciones que reduzcan su impacto ambiental sin comprometer su fiabilidad y eficiencia.
Uno de los aspectos clave de este proyecto fue el cumplimiento con una regulación de emisiones altamente estricta en Bélgica. Para lograrlo, se incorporaron avanzados sistemas de post-tratamiento de gases, incluyendo filtros de partículas diésel (DPF), reducción catalítica selectiva (SCR) con inyección de urea. Estas tecnologías permiten minimizar al máximo las emisiones contaminantes, alineándose con los estándares medioambientales más exigentes.
Además, el diseño de los generadores incluyó soluciones que optimizan la eficiencia energética y garantizan la seguridad en entornos adversos. Se implementaron escalones de carga personalizados para mejorar el consumo energético y se añadieron calentadores de combustible para asegurar su operatividad en bajas temperaturas y con certificación ATEX (ATmosfera EXplosiva) para tener la mayor seguridad y prever cualquier tipo de explosión. También se instalaron sistemas de detección de fugas y bandejas de recogida de líquidos, reforzando la protección ambiental.
Para garantizar una operación eficiente y segura, el proyecto incorporó una sala eléctrica independiente equipada con un cuadro de control remoto, lo que permite la gestión remota de los generadores.
Asimismo, se añadieron resistencias de puesta a tierra de media tensión y una celda de media tensión con interruptores automáticos para integrarse con los requisitos de instalación de la planta.
Por último, se prestó especial atención a la reducción del impacto acústico, incorporando soluciones de insonorización que permiten mantener el nivel de ruido por debajo de los 80 dB a 1m en condiciones normales de operación, lo que ayuda a la reducción de emisiones sonoras al máximo nivel. También se incluyeron rejillas motorizadas para aislar los generadores del ambiente durante los periodos de inactividad, optimizando su eficiencia y prolongando su vida útil.
Este caso demuestra que, gracias al desarrollo de nuevas soluciones, la sostenibilidad puede ser una parte fundamental del sector de los grupos electrógenos y que, gracias a ella, es posible cumplir con los estándares exigidos por la Taxonomía Europea y las normativas medioambientales más estrictas, contribuyendo con la transición hacia un modelo energético más limpio y eficiente.